Relato Navideño [Reto Navidades en el Reino, Jingle Moons]

¡Hola, hola hermosuras!

Ya estamos a día siete, y como os comuniqué en la entrada del primer día, hoy os traigo mi relato navideño. Lo he hecho con mucho cariño, así que no seáis muy duros ¿eh?

Para los que aún no lo sepáis, el club de lectura Las Lunas del Reino creado por La Reina Lectora, lleva a cabo durante este mes de Diciembre la iniciativa Navidades en el Reino, Jingle Moons.  ¡Somos un montón de blogs los que participamos! Así que anímate a visitar al resto para descubrir cuáles son los retos que han elegido ^^

Yo por mi parte, voy a dejar esto por aquí.

🎄⛄🎄⛄🎄⛄

Era feliz. Volvía a estar en el lugar de siempre, el centro del parque. Le encantaban esas fechas, la risa de los niños, la ilusión en sus miradas cuando veían a Papa Noel en la acera de enfrente, la impaciencia y el miedo con el que se acercaban para coger caramelos. Las parejas abrazadas por la calle en busca de calor, esos besos fugaces que les calentaban hasta los dedos de los pies, esas mejillas sonrojadas por culpa de la vergüenza más que del frío. Las cancioncillas pegadizas del centro comercial que estaba justo enfrente, los padres con bolsas llenas de regalos, con comida para los días en familia que estaban por llegar.

¿Qué más necesitaba? 

No necesitaba nada más. Todo era maravilloso. El frío no le afectaba, las risas de los niños le calentaban el corazón, y sus travesuras le alegraban el alma, sobre todo cuando las bolas de nieve golpeaban el suelo o la cabeza de algún despistado. Esa era su vida y la disfrutaba. La disfrutaría al máximo el tiempo que durase en aquella ocasión.

Nunca estaba seguro de cuánto tiempo podría disfrutar de todo aquello. ¿Dos días? ¿Una semana? Quizás esta vez, si tenía suerte, podría ver el año nuevo por primera vez. Siempre había soñado con ver los fuegos artificiales, con escuchar las doce campanadas a la medianoche... 

Nunca había tenido la oportunidad, siempre pasaba algo. A veces llegaba un inesperado día caluroso que le derretía y le hacía desaparecer a la misma velocidad con la que había aparecido. Otras, simplemente pasaba el barrendero apartando la nieve del camino. En el peor de los casos, jóvenes borrachos lo destrozaban por entretenimiento. No le importaba. No del todo. Tenía un sueño y quería cumplirlo, pero una vez que aparecía, ya no dependía de él. Así que disfrutaba con los pequeños detalles anhelando el día en que su sueño se cumpliese.

Perdido en sus pensamientos, sintió el calor de algo alrededor de su cuello. Una pareja de jóvenes le estaban colocando una bufanda rosa. 

— Así está mucho mejor. Siempre que pasaba por aquí de camino a clase me daba la sensación de que estaba incompleto. ¿Quién hace un muñeco de nieve y no le pone una bufanda?

— Si que ha mejorado, sí. Pero venga, vámonos, mi abuela nos va a matar si llegamos tarde a cenar en Nochevieja.

Mientras se alejaban de él, no podía parar de pensar en lo que había dicho el chico moreno. Nochevieja. Ese era el día, nunca había estado tan cerca. Sintió que su sueño le tocaba la punta de la nariz, que cada copo de nieve que formaba su cuerpo vibraba de emoción. La mejor noche de su vida estaba a la vuelta de la esquina.

Y lo fue. Fue la noche más mágica y especial que el muñeco de nieve había vivido nunca. Junto a las doce campanas, sintió como las vibraciones que las acompañaban le subían desde la base hasta los cuatro palos que formaban su pelo. Y después, a través de las piedrecitas que formaban sus ojos, el cielo se iluminó con miles de colores y formas. Los fuegos artificiales eran algo mágico e impresionante. Sabía que todos los momentos que vivía debía atesorarlos, pero sin duda, ese sería su favorito durante todos los años que le quedaban.

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¡Ay! ¡Qué vergüenza por favor! >/////<
Espero que os haya gustado mucho, escribir no es lo mío, pero me lo he pasado muy bien escribiendo esta pequeña historia sobre un muñeco de nieve ♥ ¡Adoro los muñecos de nieve!